
La visión y la conducción
A la hora de conducir es imprescindible que la visión se encuentre en óptimas condiciones, que la agudeza visual sea perfecta. La conducción es una tarea compleja basada en la coordinación de los sistemas sensoriales, cognitivos y motores de la persona que conduce.
La reacción debe ser instantánea y para ello el 90% de la información que recibe un conductor depende de sus ojos. La secuencia es la siguiente:
- Percepción visual.
- Interpretación de los visto.
- Toma de decisiones.
- Acción.
Además de la salud visual, hay otros factores que afectan a seguridad en la conducción como son la experiencia, el cansancio, la velocidad, la iluminación, …. Uno de los aspectos que afecta mucho es la visión nocturna. Conducir de noche implica hacerlo en condiciones adversas para la visión. Conduciendo de noche:
- La agudeza visual se reduce un 70 por ciento.
- El sentido de profundidad es 7 veces menor.
- Dejamos de apreciar los colores.
- Perdemos detalles de los objetos.
- Ciertas personas sufren miopía nocturna.
- Aumenta el peligro de deslumbramiento.
Consecuencias
- Se reduce la capacidad para detectar objetos y su distancia.
- Aumentan la proporción de accidentes mortales.
Otro factor que influye en la conducción es la velocidad, ésta hace que el campo visual se reduzca hasta 75 grados. A medida que aumenta la velocidad se reduce el campo de visión. Siendo esta otra de las mayores causas de los accidentes mortales en carretera.
Debería resultar obvio que para conducir tampoco se debe ingerir alcohol ni otro tipo de sustancias que afectan mucho a la agudeza visual, causan:
- Visión doble.
- Inducen al error en el cálculo de las distancias.
- Disminuyen el campo visual.
- Y un sinfín de aspectos sensoriales, cognitivos y motores más.
El deslumbramiento es otro factor que afecta en la conducción. El 70 por ciento de los conductores sufren destellos al volante. Al atardecer y sobre todo en otoño se registran muchos accidentes de tráfico, debido al deslumbramiento que se produce en dichos momentos por el sol. También hay que tener mucho cuidado con estos efectos lumínicos en los cambios de rasante o la salida de los túneles.
Durante la noche el halo que rodea a los faros e incluso a las farolas, se agranda a medida que el ojo envejece, dificultando ver los objetos que hay detrás de ellos.
Las condiciones atmosféricas adversas como la lluvia o niebla, también influyen tanto en la reducción de la visión como en los deslumbramientos, pues la luz de los faros se refleja en el agua creando un efecto de espejo muy peligroso.
Tienen mayor sensibilidad a la luz y deben extremar las precauciones a la hora de conducir:
- Las personas mayores de 50 años.
- Personas con ojos claros
- Personas con trastornos de la visión como
- Hipermetropía
- Astigmatismo
- Miopía
- Glaucoma
Desde Óptica Barreña aconsejamos utilizar gafas de sol polarizadas y pedir cita con nosotros en el 974 227 853 si los deslumbramientos dificultan la conducción, ya que podrían ser síntoma de un trastorno de la visión y es imprescindible detectar cualquier tipo de problema lo antes posible.